Madrid, 23 de diciembre de 2018 – ¿Es la recreación del ambiente navideño y el alumbrado especial de la ciudad en esos días un servicio público municipal? Desde luego, puede serlo si contribuye a la creación de vínculos emocionales entre los ciudadanos y la ciudad física, además de dinamizar la especial actividad comercial propia de estas semanas. Hay que entender que algunas celebraciones como la Navidad trascienden su carácter original, civil o religioso, para convertirse sobre todo en una fiesta de la ciudad y los ciudadanos, y que pertenece a la identidad colectiva. Si además la expresión más tangible de esa ambientación navideña es el alumbrado, podemos afirmar que se trata de un servicio público valorable, y que en España en este 2018 está cristalizando un interesante debate al respecto de la prestación de ese servicio, que se ha ido larvando a lo largo de esta legislatura municipal que acaba en 5 meses. En este marco, El Observatorio de los Servicios Urbanos (OSUR) ha querido valorar esta actividad municipal analizando las actuaciones de las grandes ciudades en el ámbito del alumbrado navideño.
Como cada año los ayuntamientos españoles, algunos con más empeño que otros, han puesto en marcha iniciativas para iluminar las ciudades durante las fiestas navideñas. Más conscientes unos que otros del potencial dinamizador que, emocional y económicamente, puede tener para la ciudad. O con menos prejuicios unos que otros respecto al origen histórico de la celebración.
Según cifras analizadas por el Observatorio de los Servicios Urbanos (OSUR), Vigo se ha convertido este año en la estrella, destinando 2,8 euros por habitante a este apartado, más del doble que Sevilla (1,3 euros por habitante) o Málaga (1,29 euros), que también están entre las ciudades con un mayor presupuesto por ciudadano destinado a este apartado.
El alcalde de Vigo, Abel Caballero, con gran perspicacia y entendimiento del sentido actual de las fiestas navideñas como una gran celebración ciudadana, que permite tomar el protagonismo a la ciudad en sí, no solo apostó por convertir a Vigo en el punto de referencia, sino que se convirtió él mismo en el adalid y pregonero de las mismas, con tanto éxito que el pasado puente de diciembre la ciudad batió récords de ocupación, con 450.000 visitantes que abarrotaron calles y comercios.
En el lado opuesto, Barcelona, con más de un millón y medio de ciudadanos, es entre las grandes ciudades la que menos invierte en iluminación y decoración navideña por habitante: concretamente poco más de 0,06€ per cápita.
“Las variadas y repetidas quejas de ciudadanos y comerciantes sobre la triste imagen de las calles de Barcelona en la Navidad de este 2018, culminando un ciclo que siempre ha ido a peor desde 2015, confirman lo que apuntan los números que sitúan a Barcelona como la gran ciudad que menos invierte por habitante en iluminación navideña. Un paseo por la ciudad, nos dicen los críticos, nos deja ver una urbe con una iluminación escasa y obsoleta, lejos de la ciudad que no hace mucho era un referente del diseño, la arquitectura y la modernidad” según manifiesta Ramiro Aurín, director general de OSUR.
Un poco por encima de la ciudad condal se sitúa Valencia que, con casi 800.000 habitantes, solo gasta 0,10€ por habitante –pese a haber aumentado en un 33 % el presupuesto para las luces de Navidad respecto al año pasado- y Zaragoza, que gasta 0,15€ por habitante.
Respecto a Madrid, aunque no se ha localizado el detalle del gasto, se ha centrado en ofrecer una imagen de fiesta ciudadana contemporánea y de modernidad. Para ello ha contado con la creatividad de varios arquitectos y diseñadores españoles con el objetivo de poner en valor los espacios más emblemáticos de la ciudad, para lo que se han utilizado más de 7.000.000 lámparas LED que estarán encendidas 263 horas hasta el próximo enero.
Ramiro Aurín, Director General de OSUR manifiesta que “apostar por el alumbrado navideño no es una cuestión banal ni confesional. Abel Caballero nos muestra desde su liderazgo en Vigo que se trata de una inversión no solo con un impacto directo sobre la actividad turística y comercial sino también, y como mínimo con la misma importancia, sobre la generación de identidad y autoestima ciudadana, que tanto ayuda a la sensación de bienestar colectivo y a la integración social”